Antes de su colapso, FTX atrajo a millones de usuarios y patrocinadores de renombre como Tom Brady y Gisele Bundchen.
Fundada en 2019, FTX se presentaba como una plataforma segura para operar con criptomonedas, pero su caída en noviembre de 2022 desató el pánico entre los inversores.
A medida que los tipos de interés se mantenían bajos y los inversores aficionados se adentraban en el mundo de las criptomonedas, FTX se convirtió en un portal de referencia en la década de 2020, incluso patrocinando la Super Bowl y un estadio de los Miami Heat en 2022.
Sin embargo, un documento filtrado que sugería tratos financieros irregulares entre FTX y otra empresa propiedad de Bankman-Fried provocó una corrida contra el banco, llevándolo a la bancarrota. A diferencia de los bancos tradicionales, los depositantes de FTX no contaban con un fondo de seguro federal, lo que dejó a los clientes en una situación precaria.
La otra empresa involucrada en el escándalo, Alameda Research, recibió privilegios especiales en FTX, incluyendo una línea de crédito ilimitada y la capacidad de incurrir en saldos negativos, lo que generó acusaciones de favoritismo.
Durante el juicio, testimonios de personas cercanas a Bankman-Fried, incluida su exnovia y consejera, Caroline Ellison, arrojaron luz sobre las prácticas dentro de Alameda y FTX, destacando la influencia de Bankman-Fried en todas las decisiones.
El juicio resultó desafiante para Bankman-Fried, quien decidió testificar en su defensa debido a la falta de aliados en su contra. Su futuro es incierto, y enfrenta un segundo juicio por otros cinco cargos en marzo.
El juez Lewis Kaplan fijó la vista para la sentencia de Sam Bankman-Fried para el 28 de marzo, y se espera que permanezca en una cárcel federal de Brooklyn mientras espera la sentencia.