Las criptomonedas existentes, que son aproximadamente 9.000, se empeñan por generar más confianza en los usuarios. Y es que, a mayor seguridad, más valorización.
Ante este panorama, los inversionistas analizan todo tipo de circunstancias que eviten riesgos y aumenten dicha confianza.
Por eso, ha tomado gran relevancia la sostenibilidad, pues gran parte de ella depende la capitalización de estos activos.
Para el minado de Bitcoin, se consume en electricidad alrededor de 82.35 teravatios de energía, lo que equivale a la capacidad total del suministro de un país como Chile.
Es por esta razón que se planean estrategias útiles para el desarrollo sostenible de la criptomoneda, a lo cual, el Ceo del proyecto Criptogranjas, José Sarasola, propone el gas metano que se extrae de la basura y de los excrementos de las vacas como la opción más viable para generar energía a través de los materiales de desecho.
“Actualmente el Bitcoin está mal visto debido a que el mundo piensa que es un agente contaminante, sin embargo, existen algunos proyectos que vemos este activo como algo diferente: un agente sustentable”, señala Sarasola.
De esta manera todos salen beneficiados con esta alternativa. Los mineros reciben recompensas con transacciones del criptoactivo, mientras trabajan en conseguir grandes cantidades de energía por medio de este proceso, aunque no es una tarea fácil, porque se requieren máquinas particulares como la ASIC, que va conectada a una super computadora lo que representa USD 8831,3492; por lo cual no esta disponible para cualquier persona debido a su costo, por eso existe centros de minado como criptogranjas.