Según las propuestas analizadas por el sitio de noticias Politico, China estaría tratando de imponer el control estatal sobre los entornos virtuales.
Tanto el Partido Comunista Chino (PCCh) como el Presidente Xi Jinping, han estado promoviendo el concepto del “modelo chino para un mejor sistema de gobernanza social”, que es esencialmente un sistema integral de represión estatal reforzado por las tecnologías digitales.
Esta medida busca reforzar el control sobre la burocracia estatal, los medios de comunicación, la expresión en línea, los grupos religiosos, las universidades y otros ámbitos.
El operador estatal de telecomunicaciones de China, China Mobile, lidera esta iniciativa con una propuesta que sugiere un sistema de identidad digital para todos los usuarios de metaversos.
Esto incluiría datos personales, ocupaciones, “signos identificables” y más, almacenados permanentemente y compartidos con las fuerzas de seguridad con el objetivo de mantener el orden y la seguridad en el metaverso.
También se menciona la capacidad de identificar y sancionar rápidamente a usuarios nocivos, lo que plantea preocupaciones sobre la privacidad y la libertad en este entorno digital emergente.
Paralelismos inquietantes
Los expertos que han revisado estas propuestas advierten que el sistema de identidad digital propuesto en China guarda similitudes inquietantes con el controvertido sistema de crédito social del país. Esto plantea dudas sobre la privacidad y la libertad de conexión, valores fundamentales en Internet según la mayoría de los ciudadanos occidentales y los entusiastas de la Web3.
El sistema de crédito social, implementado gradualmente desde 2014, evalúa la confiabilidad de los ciudadanos en diversos ámbitos y puede tener consecuencias negativas, como la inclusión en listas negras de servicios públicos, por comportamiento considerado inadecuado. Las similitudes entre este sistema y las propuestas para el metaverso son innegables.
China también está invirtiendo mucho en inteligencia artificial y aspira a lograr la primacía en este campo para 2030, lo que podría contribuir a que su vigilancia y censura sean aún más sofisticadas.