A principios de este año, las autoridades de España llevaron a cabo la operación “Hook”, a través de la cuál desarticularon una red criminal especializada en estafas. La investigación se inició con la detención de individuos vinculados a cuentas bancarias utilizadas para prácticas fraudulentas como el ‘smishing’ y el scam del “suplantación de hijo”.
La Policía Nacional de Zaragoza, liderada por Rocío Gracia, portavoz del cuerpo, ejecutó cinco registros simultáneos, incautando 35,000 euros en efectivo, armas blancas, munición de fuego y sorprendentemente, 11,000 euros en criptomonedas.
La banda, con una estructura organizativa definida, contaba con un líder estratégico, reclutadores de personas vulnerables para actuar como titulares de cuentas bancarias y retiradores de fondos en cajeros automáticos. La operación culminó con la detención de 20 individuos, revelando una red con más de cien cuentas bancarias y ganancias ilícitas que ascendieron hasta los 150,000 euros.
El descubrimiento de 11,000 euros en criptomonedas, incluyendo varios monederos de Bitcoin, plantea interrogantes sobre el papel que estas monedas digitales jugaron en las operaciones de la organización. Aunque los detalles no están completamente claros, la presencia de criptomonedas sugiere posibles estrategias de lavado de dinero o financiamiento ilícito.
En este caso, los 11,000 euros en criptomonedas podrían haber sido utilizados para ocultar o transferir fondos de manera más discreta que las transacciones en efectivo o a través de instituciones financieras convencionales.
Además, estas monedas digitales podrían haber servido como medio de pago para servicios ilícitos, como la adquisición de herramientas en línea para estafas o el pago a cómplices. La falta de regulación estricta en el ámbito de las criptomonedas y la relativa anonimidad de la tecnología blockchain complican la investigación al hacer más difícil el rastreo del flujo de fondos y la identificación de los involucrados.