Tres altos ejecutivos del Banco Central Europeo (BCE), entre ellos Piero Cipollone, miembro del consejo, han reavivado preocupaciones entre los europeos sobre la posible conversión automática u obligatoria de sus depósitos bancarios al Euro Digital, también conocido como CBDC.
A pesar de las garantías de los funcionarios de que ninguna CBDC minorista tendría un impacto negativo en los bancos, el tema ha sido objeto de un acalorado debate. El Euro Digital del BCE no es bienvenido entre los banqueros europeos, como lo reveló un artículo de opinión en VoxEU, publicado por el Centro de Investigación de Política Económica (CEPR).
Contrario a la percepción popular, algunos estudios sugieren que la seguridad no es la principal preocupación de los usuarios respecto a las CBDC. Más bien, el debate se centra en la posible migración masiva de depósitos hacia el CBDC en caso de su lanzamiento, lo cual ha generado inquietudes entre diversas asociaciones bancarias. No obstante, las CBDC aún no gozan de una gran popularidad, lo que sugiere que otros factores podrían estar en juego en la presión ejercida por los bancos.
Un informe encargado por la Federación Bancaria Europea sugiere que esta migración podría resultar en una fuga de depósitos con consecuencias negativas para el PIB de la Unión Europea. La propuesta de reducir el límite de tenencia del CBDC por parte de la Asociación de Bancos Alemanes añade más peso a estas preocupaciones.
El BCE y la Comisión Europea han destacado que se espera que el Euro Digital tenga un alcance paneuropeo, un estatus de curso legal y un alto nivel de privacidad. Según ellos, el euro digital combinaría todas las características de una solución de pago digital moderna, ofreciendo conveniencia y seguridad a sus usuarios, al permitirles pagar con dinero del banco central en el mundo digital.
Sin embargo, los críticos señalan la potencial falta de libertad financiera y la preocupación por la seguridad de las CBDC, lo que podría convertirlas en un “instrumento de control estatal”.
Según un estudio de OMFIF y Ripple, el 70% de los países podría tener una CBDC para 2030, lo que sugiere que las CBDC están en camino de convertirse en una realidad más que en un simple tema de debate político.