Desde inicios del 2022, expertos y entusiastas cripto vaticinaban la llegada de un posible criptoinvierno. La constante tendencia bajista mantenida por meses por las criptomonedas más importantes del mercado plasmaban una antesala de lo que se vendría para la industria.
Por meses se estuvo cocinando a fuego bajo la receta perfecta para el desastre, el complicado contexto geopolítico, como el estallido del conflicto Rusia – Ucrania y el desplome del ecosistema Terra, fueron un reactivo que aceleró la llegada de la gran crisis. El criptoinvierno ya estaba aquí.
Para inicios de junio, los precios de las principales criptomonedas comenzaron a congelarse. De forma progresiva, Bitcoin iba perdiendo soporte tras soporte, de los 30.000, a los 25.000 dólares, ya hasta los 23.000 dólares.
Con esta caída de la industria, las finanzas y balances de las principales compañías cripto comenzaron tornarse en rojo. Coinbase, Celsius, Voyager Digital, 3ac, solo eran algunos de los nombres de la larga lista de compañías que evidenciaban las consecuencias de la crisis.
De manera progresiva, fue saliendo a la luz el significado de la crisis, su alcance y sus consecuencias. Coinbase, uno de los principales Exchange de toda la industria, sorprendía al mercado al anunciar que se veía en la obligación de recortar su personal.
En total, Coinbase se veía en la obligación de cortar todo vínculo con el 18% de su plantilla, lo que equivalía a unas 1.100 personas de todo su personal.
“Hoy estoy tomando la difícil decisión de reducir el tamaño de nuestro equipo en aproximadamente un 18 %, para asegurarnos de quge nos mantenemos sanos durante esta recesión económica”
expresaba Brian Armstrong, CEO de la compañía en un comunicado.