Con la fuerza de un rayo, sin saber que estaba pasando, a principios de años la industria vivió un golpe fulminante, el primer gran golpe del año, que dejo atónitos a inversionistas y empresarios cripto por igual.
El 13 de mayo, sería el viernes 13 para las criptomonedas, Terra, el ecosistema coreano más prometedor de la industria en su momento se desplomaba, en cuestión de días. TerraUSD, la stablecoin del ecosistema rompió su paridad con el dólar estadounidense, bajaba hasta los 67 centavos y transmitía el pánico, consigo, la crisis arrastraba a Bitcoin, la reina, que por primera vez en meses alcanzaba un valor por debajo de los 30.000 dólares. El cóctel del desastre ya estaba listo.
Luna, la criptomoneda hermana de Terra y dependiente de esta, se llevaba la peor parte, en picada, su precio se desplomó, y para el jueves 12 de mayo, un día antes del colapso definitivo, de manera estrepitosa su precio pasada de los 112 dólares a los 0,9 dólares, un escándalo.
Durante esas jornadas fatídicas, Do Kwon, cofundador y gran cabeza de la compañía, buscaba transmitir la calma y escribía a toda su comunidad a través de Twitter.
“Entiendo que las últimas 72 horas han sido extremadamente duras para todos ustedes. Sepan que estoy decidido a trabajar con cada uno de ustedes para capear esta crisis y encontrar una manera de salir”