La tragedia de FTX y el drama de otros custodios del mercado cripto sirvió para romper la confianza de hasta el más creyente de la industria. Tras estos episodios, la autocustodia empieza a convertirse en una tendencia que se afianza entre los inversionistas.
Grandes y pequeños titulares están asumiendo la “autocustodia” de sus fondos, trasladándolos de las bolsas de criptomonedas y las plataformas de negociación a carteras digitales personales.
Como muestra de este cambio entre los inversores minoristas, el número de bitcoins en carteras más pequeñas -aquellas con menos de 10 bitcoins- ascendió a 3,35 millones el 11 de enero, un 23% más que los 2,72 millones de hace un año, según datos de CoinMetrics.
Como porcentaje de la oferta total de bitcoins, las direcciones de monederos con menos de 10 bitcoins poseen ahora el 17,4%, frente al 14,4% de hace un año.
“Mucho de esto depende de la frecuencia con que se negocie”, afirma Joshua Peck, fundador del fondo de cobertura TrueCode Capital. “Si sólo vas a comprar y mantener durante los próximos 10 años, entonces probablemente merezca la pena hacer la inversión y aprender a custodiar tus activos muy, muy bien”.
La media de 7 días de movimiento diario de fondos desde los exchanges centralizados a las carteras personales saltó a un máximo de seis meses de 1.300 millones de dólares a mediados de noviembre, en el momento del colapso de FTX, según datos de Chainalysis. Inclusive, en medio de su desplome, de FTX salieron más de 6.000 millones de dólares en cuestión de dos días .
Los grandes inversores con transferencias superiores a 100.000 dólares fueron responsables de cerca del 68% de esos flujos, según los datos.
Este mantra entre los primeros entusiastas de las criptomonedas, que advierte de que el acceso a sus fondos es primordial, fue tendencia en Internet el año pasado, cuando las plataformas financieras cayeron como moscas.
La autocustodia no es un paseo
Sin embargo, la autocustodia es una bondad que requiere de ciertas responsabilidades
Las carteras pueden ser “calientes”, conectadas a Internet, o “frías”, en dispositivos de hardware sin conexión, aunque estas últimas no suelen atraer a los inversores primerizos, que suelen comprar criptomonedas en grandes bolsas.
La seguridad multinivel a menudo puede ser un proceso engorroso y costoso para un pequeño inversor, y siempre está presente el reto de guardar la frase semilla -una cadena de datos similar a una contraseña- sin perderla u olvidarla.
“Es todo un reto, porque hay que hacer un seguimiento de las claves y hacer copias de seguridad”, afirma Peck, de TrueCode Capital:
“Te diré que es una perspectiva muy desafiante hacer autocustodia para una cartera multimillonaria de cripto”.
Los inversores institucionales también están recurriendo a custodios regulados -empresas especializadas que pueden mantener fondos en cámaras frigoríficas-, ya que muchas empresas financieras tradicionales no podrían legalmente “autocustodiar” los activos de los inversores.
Una de estas empresas, BitGo, que ofrece servicios de custodia a inversores y operadores institucionales, ha registrado un aumento del 25% en las solicitudes de incorporación en diciembre, frente al mes anterior, de aquellos que desean trasladar sus fondos desde las bolsas, además de un incremento del 20% en los activos custodiados.
David Wells, Consejero Delegado de Enclave Markets, dijo que las plataformas de negociación se mostraban muy cautelosas ante los riesgos de almacenar los activos de los inversores con un tercero.
“Un comentario que se me quedó grabado fue ‘los inversores nos perdonarán que perdamos parte de su dinero con nuestras estrategias de negociación, porque para eso contratan, lo que no nos van a perdonar es que seamos malos custodios'”.
