Las criptomonedas son parte importante en la economía mundial actual, y han calado profundamente en países en vías de desarrollo, como un alivio ante sistemas burocráticos y financieros limitantes.
Por su parte, las economías latinoamericanas son unas de las que más han adoptado a las criptomonedas, ya sea por factores sociales o económicos, pues han encontrado en ellas formas sencillas de enviar remesas, realizar pagos y acceder a servicios internacionales, que la banca tradicional no les permitía.
Países con mayor adopción
Un estudio hecho por la firma Chainalysis, ha demostrado que aunque la adopción cripto es lenta en el mundo, hay muchos países que continúan avanzando en la adopción y regulación de las criptomonedas. Es por ello que en su ranking de los 20 países que tienen mayor adopción cripto figuran 3 países latinoamericanos, los cuales son Brasil, Argentina y México, ubicando las posiciones 9ª, 15º y 16º respectivamente.
De acuerdo a la firma de investigación, Brasil es uno de los mercados más grandes en cuestión de criptomonedas por su situación económica. La inflación y la depreciación del real hace que la población opte por el uso de estos activos digitales, y se espera que este mercado siga creciendo.
Por su parte, la inflación que vive Argentina no solo fomenta el empleo de criptomonedas para transacciones diarias, sino que ha permitido que muchas personas creen proyectos alrededor de ellas, impulsando así la adopción por parte del mercado local. En México las remesas son el principal motor de la adopción en el país, ubicándose como el segundo mayor beneficiario de remesas en el mundo.
Opción ante la inestabilidad
Según el estudio de Chainalysis, los países que tienden a la adopción son países que poseen ingresos medios bajos, siendo estos países con sistemas financieros débiles e inestables, y casi el 40% de los países del mundo son de esta categoría, se traduce a que en un futuro haya mayor adopción.
Los sujetos dentro de este porcentaje ven en las criptomonedas ventajas como proteger sus ahorros de la inflación, enviar y recibir remesas, invertir en el futuro y participar en la economía global. Y estas ventajas son las que han resultado como una respuesta viable en países de Latinoamérica ante las incertidumbres económicas locales.